Si alguien creía que nuestra política no podía caer más bajo, ahí tenemos tres lamentables sucesos ocurridos estos últimos días que nos hacen ver a los peruanos que el suelo no siempre es el límite. Estos hechos han tenido como protagonistas al presidente Ollanta Humala, a la alcaldesa Susana Villarán y a la Comisión de Ética del Congreso, que salvó a la oficialista Cenaida Uribe por el escándalo de los paneles de la empresa de su presunta pareja sentimental.
El domingo vimos a Humala defendiendo a un prófugo de la justicia, como su amigo y exfinancista Martín Belaunde, mientras se atribuía el haber puesto en vereda a los presidentes regionales vinculados con actos de corrupción, cuando el país entero sabe que si César Álvarez está preso y Gerardo Viñas y Gregorio Santos están por tener el mismo final, es por la presión de la prensa generada tras el asesinato de Ezequiel Nolasco, que provocó una ola de indignación que hizo despertar al Estado.
Luego tenemos a la alcaldesa Susana Villarán (la que juró en 2010 y 2013 que no iría a la reelección) tratando de hacer alianzas hasta con Perú Posible, cuyo líder Alejandro Toledo no logra explicar cómo compró las propiedades a nombre de su suegra con triangulación en Costa Rica. ¿No era que la señora de Fuerza Social encarnaba a la decencia en la política? , ¿la chalina verde no representaba la reserva moral versus la corrupción?, ¿qué hace entonces formando alianzas con Toledo?
Y mientras tanto, tenemos a la ahora desarticulada Comisión de Ética salvando de 120 días de suspensión a la legisladora Uribe, aquella representante del gobierno de "la honestidad que hace la diferencia", que según todos los indicios debió seguirle los pasos a los también "compatriotas" "comeoro", "robacables" y Omar Chehade en la lista de los oficialistas defenestrados por cuatro meses.
En los casos de Humala y Villarán, ambos llegaron a la política promocionándose como los "nuevos rostros" que prometían la decencia en la actividad pública. Sin embargo, ahí los tenemos, él defendiendo a un evadido de la justicia y atribuyéndose acciones que jamás hizo ante la corrupción en los gobiernos regionales; y ella entrando en campaña por una reelección cuando prometía todo lo contrario y pedía votar por el "no" para terminar su mandato en el 2014 e irse a su casa.