Globalización y liberalismo
César Arias Quincot Periodista y licenciado en historia
En 1979, el modelo británico de economía mixta –impuesto por los socialistas democráticos a partir de su triunfo electoral en 1945– terminó como consecuencia de la victoria del Partido Conservador, liderado por Margaret Thatcher.
En 1979, el modelo británico de economía mixta –impuesto por los socialistas democráticos a partir de su triunfo electoral en 1945– terminó como consecuencia de la victoria del Partido Conservador, liderado por Margaret Thatcher.
Gran Bretaña vivió en los años setenta un proceso de creciente inflación, huelgas y agitación política, sumado todo ello al estancamiento económico. La señora Thatcher –representante del ala derecha del Partido Conservador– inició la destrucción del modelo impuesto a partir de 1945: privatizaciones masivas, impuestos moderados, reducción del gasto social y el bienestar social, todo lo cual hizo menos equitativa la sociedad británica.
Cambios
En 1980, Ronald Reagan triunfó en las elecciones presidenciales: la idea central de los reaganistas era desmantelar el intervencionismo gubernamental que inició Roosevelt. A partir de la década de 1980, en América Latina se comenzaron a imponer reformas estructurales exigidas por el FMI a los gobiernos de los países morosos. Estas reformas buscaban privatizar empresas, abrir las economías protegidas.
La defensa de estas políticas fue –al principio– monopolizada por las derechas políticas, pero años más tarde sectores de izquierda también aplicaron con éxito medidas macroeconómicas pro mercado. El laborismo británico, de vuelta al poder en 1997, adoptó las mismas políticas, pero con mayor gasto social a favor de los pobres.
En Asia, los chinos aplicaron políticas capitalistas a partir de 1978 y en la India el socialista Partido del Congreso recurrió a medidas del mismo signo. En estos dos países asiáticos el resultado fue muy positivo. En nuestra región, partidos de izquierda –en Brasil como en Chile– han utilizado políticas macroeconómicas liberales con resultados satisfactorios.
Causas
¿Cómo se explican estos virajes? Creemos que existe una causa objetiva: las tecnologías de las últimas décadas reducen el poder de los estados-nación en beneficio de las empresas transnacionales, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los organismos internacionales: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Americanos, (OEA), etcétera.
En consecuencia el keynesianismo quedó anticuado porque partía del poder del Estado-nación para dirigir la economía; ahora la situación objetiva conduce a cambios necesarios. Las izquierdas que se acomodaron a los tiempos buscaron dar énfasis a políticas redistributivas en beneficio de los pobres.
El proceso de globalización que vivimos en las últimas décadas afecta a las políticas económicas. En consecuencia, debemos hacer un análisis para comprender el porqué las políticas liberales o pro mercado se han venido imponiendo hasta el punto que gobiernos de izquierda las aplican.
A principios del siglo XX las ideas económicas que prevalecían partían del supuesto de que el mejor método para el progreso era un estado que interviniera poco en materia económica, dejando a los privados las decisiones sobre los precios y acerca de qué producir, así como cuánto y de qué modo hacerlo.
La I Guerra Mundial trastocó ese orden liberal: en 1917 no solo estalló la Revolución Rusa que construyó un orden económico radicalmente distinto al capitalismo; sino que, en 1929, la caída de la bolsa en Nueva York pareció darle la razón a las ideas de Karl Marx: las crisis serían cada vez más cercanas en el tiempo y más fuertes hasta que una de ellas llevara al colapso del capitalismo.
Una crisis de esa magnitud trajo efectos políticos, pero –en contra de lo que creyeron los líderes del comunismo– estos no fueron revoluciones marxistas sino que favorecieron a la ultra-derecha. En Alemania, Adolfo Hitler llegó al poder, en España la guerra civil terminó con la victoria de Francisco Franco, apoyado por Adolfo Hitler y Benito Mussolini
Los fascistas no creían en el libre mercado, por el contrario, buscaron salvar al capitalismo mediante una activa intervención del Estado que distribuyera la riqueza y militarizara la sociedad.
En Estados Unidos, el demócrata Franklin Delano Rooselvet impulsó el Nuevo Trato (New Deal) que en esencia significó que el estado intervendría de modo activo para distribuir la riqueza, generar empleo y controlar las bolsas de valores para evitar que especuladores irresponsables llevaran a un nuevo desastre. El capitalismo keynesiano produjo resultados muy positivos: pobreza casi inexistente y pleno empleo: los “Estados de bienestar” significaron justicia social, prosperidad económica sin excluidos.
El mundo feliz keynesiano terminó cuando –en la década de 1970– se presentó una nueva crisis con una característica no imaginada: la inflación con recesión, bautizada como “estanflación”. Esta crisis permitió el ascenso del neo-liberalismo.