El gran reto del líder en los procesos de cambio
Roberto Bonelli A. Gerente de Consultoría ATP Innovación Center
En los últimos años hemos visto en libros, revistas y artículos una avalancha de ideas, enfoques y opiniones acerca de la administración del cambio. Algunas se apoyan en la teoría; otras sobre los logros en particular de un líder en especial.
En los últimos años hemos visto en libros, revistas y artículos una avalancha de ideas, enfoques y opiniones acerca de la administración del cambio. Algunas se apoyan en la teoría; otras sobre los logros en particular de un líder en especial.
También hay las que extrapolan conceptos universales y generales a partir de una experiencia particular en alguna empresa del mundo. Cada uno sirve a su propósito, pero solo unos pocos pudieron captar la verdadera realidad del cambio en organizaciones grandes y complejas, como son las contemporáneas.
La verdad es que el cambio es sumamente problemático además de complicado. Involucra una gran cantidad de demandas agudas y conflictivas. Aunque tengamos el mejor plan, las cosas nunca ocurren como se planearon, ni en el orden esperado y de hecho pocas salen bien la primera vez. Lo único cierto es que la realidad de cambio organizacional desafía los más rígidos modelos académicos. ¿Y por qué ocurre todo aquello? Porque el cambio real en organizaciones reales es intensamente personal y extremadamente político. La verdadera dimensión del cambio es la humana y esta dimensión trasciende las teorías académicas, las soluciones empaquetadas y las nociones mecanicistas sobre la reingeniería de personas y de puestos. Ahí incluyo a la reingeniería de procesos y el planeamiento estratégico. Si direccionar el cambio fuese solo un ejercicio intelectual de reubicación de estructuras y rediseño de puestos, nuestros procesos serían más fáciles. Pero el trabajo del líder es más que eso. Su verdadera labor es guiar el cambio y no solo administrarlo. Es guiar a las personas hacia una nueva visión del mundo, romper su sentido de estabilidad, desechar antiguos estándares de éxito sacándolos de su statu quo y después reemplazar todo lo que se ha sacado por una nueva, coherente y energizarte visión de lo que el futuro puede y debe ser. Este es el desafío del líder, no solo cambiar la estrategia de la organización, sino cambiar las percepciones, expectativas y el rendimiento de miles de personas y cambiar todos estos elementos manteniéndolos enfocados y consistentes. Este es el verdadero reto del líder en el proceso de cambio.