Los peruanos solemos equivocarnos al momento de elegir a nuestras autoridades. Ahí están los presidentes regionales presos o con un pie en el penal, los alcaldes que se encuentran en situaciones similares, y los congresistas dándole trabajo a la Comisión de Ética y tratando de evitar que les levanten la inmunidad a fin de no ser derivados al Ministerio Público.
Es por eso que en las elecciones regionales y municipales que se nos vienen, debemos, por primera vez en muchos años, actuar responsablemente y darle poder solo a quienes lo merecen y tienen, hasta donde sepamos, las cualidades éticas para gobernarnos, sin que haya peligro de que un bien día tengan que salir huyendo por una ventana, tipo el tumbesino Gerardo Viñas, antes de que los agarre la Policía.
Votemos en función de planes de gobierno y por propuestas coherentes, y no por los que ofrecen por ofrecer o, lo que es peor, por quienes más regalan o más se mueven al ritmo de la salsa o la cumbia sobre un estrado de campaña levantado en una plazuela. En muchos casos, por elegir a estos personajes es que a los pocos meses los queremos ver presos, revocados o alejados del poder por la razón que sea.
Tengamos en cuenta que ahora, a diferencia de años y décadas anteriores, los presidentes regionales y alcaldes manejan varios millones de soles que, de ser colocados en las manos menos apropiadas, bien podrían ir a parar a los bolsillos de cualquier sinvergüenza, en lugar de aprovecharse para mejorar nuestras condiciones de vida.
